Page 9 - Boletin VeraCruz 2018
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Vera cruz - Nº 4   CUARESMA 2018


                                            BAJO UNA LLUVIA DE PÉTALOS Y AMOR…

                                           Han  pasado  ya  algunos  meses  desde  aquella  jornada  de
                                           primavera en la que nuestra Patrona, en el último tramo de su
                                           peregrinar  por  todas  las  barriadas  de  nuestro  municipio  y
                                           antes de su regreso a la iglesia parroquial de Las Angustias,
                                           desembarcara en el puerto de Ayamonte para visitar el barrio
                                           de La Villa veinticinco años después…

                                           Era una mañana de domingo de un inolvidable mes de mayo
                                           en  el  que  Ayamonte  se  volcó  en  la  celebración  del  XXV
                                           Aniversario de la Coronación Canónica de Nuestra Madre y
                                           Señora,  acompañándola  masivamente  en  cada  traslado,  en
                   cada  visita,  de  una  peregrinación  que  se  convirtió  en  una  auténtica  Misión
                   Evangelizadora que ha contribuido de manera extraordinaria a regar la fe y la devoción
                   que nuestro pueblo siente por Su Excelsa Patrona.

                   Tras surcar las aguas de un Guadiana que siglos
                   atrás regalara a  Ayamonte su  mayor tesoro, la
                   Virgen  de  Las  Angustias  desembarcó  del
                   “Costa Sul” para, a hombros de los cofrades de
                   La Lanzada y Vera Cruz, encaminarse desde un
                   Muelle  que  conoce  bien  el  esfuerzo  y  el
                   sacrificio diario de los hombres de la mar, hasta
                   una  Plaza  de  San  Francisco  que  aguardaba
                   jubilosa  la  llegada  de  la  Madre  de  todos  los
                   ayamontinos, anunciada por el repique nervioso
                   e  inquieto  de  la  vieja  campana  de  un  templo
                   franciscano de extraordinaria belleza, rico en historia, ampliada ahora con esta visita
                   que se perpetuará en el recuerdo de los tiempos. Ya en el interior de la iglesia, repleta
                   de devotos y fieles, y sobre todo de amor, la Virgen se detuvo ante cada una de esas
                   capillas que  guardan las joyas más  preciadas  de este sagrado recinto. María de  Las
                   Angustias, sobre una parihuela que se convirtió en su trono durante cuatro intensas y
                   extraordinarias semanas, se dejó acariciar por un silencio de respeto y agradecimiento,
                   de súplicas y ruegos, de emoción y devoción.

                   Y  en  el  recuerdo  aún  casi  reciente  de  esta  visita  histórica,  estampas  únicas  de  su
                   encuentro  con  la  afligida  belleza  de  la  venerada  imagen  de  la  Soledad,  y  con  la
                   Esperanza salobre de un barrio cofrade y franciscano; con la representación de su hijo
                   Yacente y con un Vera Cruz y un Cristo de Las Aguas a los que diera vida un León
                   Ortega  que,  a  buen  seguro,  se  encomendaba  a  su  Patrona  en  los  momentos  de



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